jueves, 23 de abril de 2009

Nos vemos en la cima del monte

Durante esta semana he estado meditando en el libro de Génesis, y he tenido la oportunidad de revisar la vida de Abraham y de otros "grandes" de la Biblia. Esta vez me ha llamado la atención la pasión que tenían por encontrarse con Dios. A pesar de todas sus ocupaciones (en una época donde no habían automóviles, celulares ni internet) estos hombres recorrían grandes distancias a pie para subir un monte, y allí tener encuentros cara a cara con Dios. Me refiero a Abraham en el monte Moriah, a Moisés en el monte Sinaí, al mismo Jesucristo en varios lugares de altura como el Monte de la Tentación, el Monte de las Bienaventuranzas, el Monte de la Transfiguración.

¿Qué representa el Monte?
El Monte representa la altura espiritual, el lugar donde nos encontramos con Dios y Su Palabra. Cotidianamente habitamos en el valle (ver Salmo 23), pero necesitamos la visión de las alturas. Una vez subí un cerro, y desde arriba las personas, las casas, los campos, todo se veía pequeño. En el plano espiritual, es también así con los problemas y temores. Desde el monte de la oración las tribulaciones se ven pequeñas.
Dice el Salmo 91 "El que habita al abrigo del AltísimoMorará bajo la sombra del Omnipotente". No dice "El que visita", sino "El que habita". El monte es el lugar de oración y comunión. Si te hago la pregunta sobre como está tu vida devocional ¿cómo responderías?: “Mi vida devocional personal está un poco/muy/demasiado descuidada”. Elige una alternativa y medita al respecto.
Llamados a la oración
Cuando Jesús escogió sus apóstoles, su propósito no era hacer de ellos los más grandes teólogos si no para “que estuviesen con Él” (Marcos 3: 13-19 Hechos 4:13). Antes que cualquier cosa, “fuimos llamados para estar con el Señor”.
En Hechos capítulo 6 los apóstoles estaban atravesando un problema real: no tenían tiempo para la oración y la Palabra, pues estaban muy ocupados en la recepción y reparto de la ayuda a los necesitados. Ellos proponen como solución algo jamás visto todavía en la iglesia: la nominación de otros líderes, para delegar en ellos el trabajo doméstico y así: “Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra” (Hechos 6.4). Se percataron que estaban perdiendo el enfoque, y descuidando la parte más esencial de su ministerio: la comunión con Dios. Habían abandonado el Monte espiritual y se habían enredado en las necesidades del valle.
Jesús nuestro Modelo: “Subía al Monte”
El es nuestro modelo de lo que significa una real vida de oración Al iniciar su ministerio con su Bautismo en el río Jordán, estaba orando y, como respuesta, "el cielo se abrió...” (Lucas 3:21,22).
En medio de la fama, Jesucristo no hizo como los famosos de hoy, no comenzó a firmar autógrafos. Al contrario, dice la Escritura: “Mas él se apartaba a lugares desiertos y allí oraba” (Lucas.5.15, 16). ¡Qué lección para muchos de nosotros, que nos enredamos en la búsqueda de admiración y reconocimiento humano!
Jesús, la noche anterior a la elección de los apóstoles, se “fue al monte a orar pasó toda la noche orando” (Lucas 6:12). ¡Que gran ejemplo para nosotros! Antes de tomar una decisión importante, debiéramos arrodillarnos y pedir dirección y consejo del Maestro y Consejero.
En Mateo 14.23, Jesús “subió al monte a orar”. Aquella noche se levantó una gran tempestad en el mar de Galilea. Mientras sus discípulos remaban en esas encrespadas aguas, Él oraba en el monte. Jesús oró antes de la tempestad. Muchas veces nosotros oramos cuando estamos en la tempestad. Preparémonos para atravesar las crisis de la vida en la Escuela de la Oración.
Finalmente, los evangelistas nos relatan que Jesús la noche anterior a su crucifixión fué al Getsemaní a orar, pero Lucas nos aporta un dato relevante. Nos dice que Jesús acostumbraba ir a ese lugar a orar: “se fue, como solía al monte de los Olivos” (Lucas 22:39). Donde quiera que Jesús iba, buscaba un monte para orar.

¿Olvidaste tu “monte de oración”?
Puede ser tu cuarto, tu habitación, tu patio, tu cocina, tu facultad, la biblioteca, un sendero que acostumbres usar, etc. Pero separa tu lugar de oración.
Cuando el Evangelio llegó a un lugar de campo en la india, los lugareños abrazaron con todo el corazón la fe en Cristo. Interpretaron literalmente la oración de Jesús en el monte. Cada familia separó su monte para orar todos los días; desde la casa de cada cristiano al monte se formó una huella. Cuando alguien dejaba de orar, era fácilmente descubierto y con mucha ternura aquel creyente escuchaba esta exhortación: “Cuidado amigo, tu camino tiene pasto”.

¿Cómo está nuestro camino al monte de la oración?

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