domingo, 10 de agosto de 2008

Fobias


Indagando en el diciconario RAE, me encontré con la definición del término "fobia". Esta palabra(proveniente del griego φοβία, que significa 'temor') indica "Aversión obsesiva a alguien o a algo" y también "Temor irracional compulsivo".

Así también podemos encontrar en el diccionario los nombres de varios de nuestros miedos o fobias, como la "agorafobia" (miedo a espacios abiertos), o la "claustrofobia" (miedo a espacios cerrados), o la "aracnofobia" (miedo a los arácnidos), o la "ofidiofobia"(temor a las víboras), entre otros.

Pero no es necesario ir al diccionario para encontrarnos con las fobias o temores. Como bien sabemos por la experiencia, existen distintos tipos de temores, según la etapa de la vida que nos encontremos viviendo. Por ejemplo, recuerdo que los temores más comunes de mi infancia se relacionaban con la oscuridad (lo que me llevó a quedarme dormido con la luz encendida durante varios años), con los animales (fui mordido más de una vez por mascotas de vecinos del sector), con las inyecciones, y con las malas notas ...¡por las consecuencias que esto podría tener al recibir mis padres la libreta de notas!

Estos temores cambiaron con el tiempo, en la medida que crecía se añadieron otros: temor a la soledad, temor a no ser aceptado, temor a la crítica, temor al ridículo, etc.

Pero sin duda, ninguno de estos anteriores se comparaba con el temor a la muerte. Lo desconocido de esta me llamaba profundamente la atención.

No obstante sufrir estas pequeñas o grandes "fobias" a lo largo de nuestras vidas, cabe preguntarse sobre su denominador común: ¿Qué poder tienen los temores (o las fobias) que son capaces de paralizarnos e impedirnos tomar decisiones? La Biblia nos enriquece el concepto del temor (superando al diccionario RAE). En Proverbios 29:25 nos dice "Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado".
La palabra "trampa" implica una herramienta diseñada para aprisionar, para estorbar el caminar de quien quiere avanzar, para inmovilizar o hacer caer a alguno. ¡Qué excelente definición del modus operandi del temor!

La segunda parte del proverbio nos ofrece la salida de la trampa: quien confía en el Señor sale bien librado. Es liberado, las cadenas se rompen, las ataduras caen, y nuevamente la persona puede moverse con total libertad.

En base a las experiencias de mi vida, considero que el temor no solo es algo mental, también ejerce una acción espiritual, que sólo es quebrantada por la acción de otro poder, infinitamente superior: el poder de Dios, recibido a través de nuestra confianza activa en El. Una cosa es creer mental o intelectualmente; otra muy distinta es confiar con todo el corazón. Esta última acción desata el mover del Espíritu Santo, tal como lo explica 2 Timoteo 1:7 "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (Biblia RV 1960).

Así que, en vez de permitir que nuestros miedos nos atormenten, nosotros tomemos la delantera y "atemoricemos" a nuestras fobias accionando nuestra fe en Cristo.

En una próxima oportunidad seguiremos compartiendo sobre cómo continuar desalojando temores.

Un abrazo y que tengan una semana en completa victoria en el Señor.
fotografía: cortesía de grupo de oración de Xime y compañeras de trabajo, "alimentándose" espiritual y físicamente...

1 comentario:

ANLEMANS dijo...

BIEN XIME, QUE SIGA CRECIENDO TU CELULA.......
GRANDE SEÑOR..