martes, 19 de agosto de 2008

Por favor...que se ponga de pie el verdadero amor

Uno de los conceptos tan debatidos y añorados es el amor. Me sumaré a este debate.Hay que aclarar la diferencia entre las cosquillitas en el estomago y esa decisión que hace posible que una relación se mantenga en el tiempo.Las cosquillitas están dentro de lo que se conoce como Enamoramiento o encantamiento como lo llamaría yo.

El enamoramiento es la etapa donde la relación todo es perfecto, ya que idealizamos a nuestra pareja, proyectando en esta solamente lo que uno espera. Viendo una persona perfecta sin defectos. Pero he leído que esta etapa no dura para siempre, ¿eso significa que el amor se terminó?

Afirman que esta idealización dura de 3 hasta 4 o 7 años -dependiendo de la persona y la relación-, y entonces, ¿qué viene después?, ¿otra idealización?, o como muchos podemos confundir, ¿otro "amor"?

Para que quede mas claro, tomo un comentario que leí tiempo atrás de la entonces Presidenta de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica, Susana Ifland. “El enamoramiento es como una pompa de jabón, que de repente se pincha”. “Y te vas encontrando con los defectos, cosas que no esperabas”. Las personas sienten una atracción que, generalmente, comienza por la apariencia física, y su produce un encantamiento. Pero no se conocen. “El otro hace de percha y tú le cuelgas las cualidades que buscas o necesitas. Entonces te enamoras locamente de este ideal”

Recogiendo la opinión dada en una entrevista, por el psiquiatra y psicoanalista León Cohen, podemos decir que el enamoramiento es un estado fugaz y egoísta.

Cito nuevamente a Cohen: El ser humano para poder amar tiene que ser capaz de tolerar la “ambivalencia”, es decir, aceptar que la persona con la cual está relacionándose tiene cosas buenas y malas, que así como le produce satisfacción, también le genera frustración. En el estado de enamoramiento no se tolera la ambivalencia, por lo tanto, ese enamoramiento tiene que dar paso al estado de amor. En nuestros tiempos en que la gente persigue enamorarse se cae a menudo en el error tremendo de confundir ambos estados.

Yo me pregunto: ¿cómo pasamos de un estado fugaz y egoísta, a un estado en que aceptamos la ambivalencia del otro?

La respuesta la encontramos en un conjunto de libros, muchas veces tan poco tomado en cuenta. Me remitiré a lo que dice las primeras palabras (hasta el punto y coma) de 1 Corintios 13: 4. En el inicio de este versículo Pablo le señala a los cristianos de Corintios que: El amor es sufrido y benigno. ¿Te suena eso a.....ambivalencia? Pablo sin ser psicoanalista nos enseñaba sobre la ambivalencia. Se trata de algo que va más allá de la "decisión racional" que habla la siquiatría. Se trata de permitir a Dios desarrollar un amor "sobrenatural", que va más allá del amor natural.

¿Cómo puedo aceptar lo sufrido y benigno en una relación? Claramente, no con las emociones que involucran el enamoramiento. La única manera de aceptar la frustración (sufrido) y satisfacción (benigno) en una relación, es con una decisión absoluta y puramente voluntaria de aceptar la ambivalencia del otro. ¿Cómo.....y donde quedan las emociones en la relación? te preguntaras; quedan sujetas a la decisión del amor, que proviene de una voluntad rendida a Cristo.

En conclusión podemos definir el amor como una decisión de la voluntad, en la cual deben estribar nuestras emociones. O sea, es la única manera que un matrimonio pueda durar para toda la vida. Por que si nos basamos en la etapa del enamoramiento para definir el amor, seguiremos con las tasas de divorcios en ascenso.

Cito a Cohen por última vez: Vivir en un estado amoroso no significa sólo afecto, ternura, deseo, implica además otros sentimientos como la rabia, la frustración y el rechazo. “La gente de nuestra época es muy hedonista y busca vivir sólo en estados calificados como positivos: estar alegres, satisfechos, sin frustraciones, pero esa condición no la cumple ningún vinculo en el mundo. Es por eso que en la actualidad, y rápidamente, muchas personas se separan de su pareja o de su esposa, y no están abiertas, por supuesto, a tener hijos”.

Aún siendo cristiano, debo confesar que me cuesta enfrentar mis tendencias egoístas. Pero si creo en el amor, debo tener clara la película. Difícil, de más que si. Nadie dijo que el amor es fácil, esa es solo la pomada que nos vende los medios de comunicación.

No está demás señalar que esta decisión llamada amor, no solo es aplicable a las relaciones de parejas, sino que también a la amistad, nuestras relaciones familiares y las personas que nos rodean. Y que solo el Espíritu Santo puede respaldar esta decisión.


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